El castillo erigido contra el viento cae
y justifica su ser por sus sombras
El llanto solo del huérfano roe
el aliento tentado la noche inicial
Late la promesa del terciopelo,
ya resignada a saberse olvido
Persiste la tibia piedad de la niebla,
mueren tus pétalos sin que los veas
Las lentas sombras que ha sembrado el tiempo
cubrirán los dolores florecidos.
sábado, abril 15, 2006
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